ORAR EN FAMILIA

ORAR EN FAMILIA

La oración en familia, uno de esos momentos preciosos fuera del tiempo y del incesante fluir de nuestras vidas en el que grandes y pequeños se reúnen alrededor de lo Esencial. Nos viene a la mente la imagen idílica de una familia perfectamente reunida ante la Sagrada Familia, los más jóvenes de rodillas delante, los mayores de pie detrás, las manos unidas y las espaldas rectas... Pero en realidad es un gran reto para todos los padres, sobre todo cuando el único momento posible para reunirse es al final del día, justo antes de acostarse... ¿Es esta la única forma de rezar con los hijos?

Cuando el niño es pequeño, la voz de su madre lo consuela al entonar un Ave María. Cuando crece, expresa torpemente su amor incondicional por su peluche y sus padres. Más tarde vienen otras oraciones, más complejas en la forma, pero igual de hermosas e importantes en el fondo.
El niño crece en su familia al tiempo que crece en su fe. La familia cristiana es, debe ser, el primer lugar de educación para la oración, tal y como se recuerda en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Nuestras familias, esas pequeñas iglesias domésticas, tienen –de forma similar a nuestras parroquias– cada una su historia y su sensibilidad particulares.
Hemos tratado este tema con padres y madres que han compartido con nosotros su vida de oración con sus hijos y hemos podido constatar que los hábitos difieren mucho según los hogares.

¿Rezar de rodillas… o en las rodillas de papá?

¿Hay que imponer a los niños una cierta postura durante la oración?
Para Nolwenn, madre de dos pequeños de corta edad, lo esencial no está ahí.
Esta joven tiene como prioridad inculcar a sus hijos el gusto por la oración: “Nosotros no imponemos ninguna postura especial, no quiero dirigirles; quisiera inspirarles un clima de amistad y confianza con Jesús, no de temor ni de obligación. A veces ya están acostados o sentados en su cama con nosotros o incluso en nuestros brazos”.
Evidentemente, hay que tener en cuenta la edad de los niños y los hábitos personales de los padres.
Los hijos de Marie-Hélène tienen entre 7 y 18 años y se reúnen todas las noches para rezar, “en general de rodillas delante del rincón de oración, aunque algunos se sientan con las piernas cruzadas. Sí pedimos tranquilidad, que favorecemos con un canto seguido de silencio”.
Adoptar una postura especial (de rodillas, por ejemplo, o sentados en un taburete especial para los más pequeños) puede ayudar a los niños a darse cuenta de que salen de la actividad diaria para entrar en un momento más especial, con el Señor.
La posición de rodillas puede simbolizar también la humildad que tenemos cuando venimos a entregarle nuestras oraciones al Señor.







Comentarios

Entradas populares de este blog

El bien común